La cultura occidental tiene una larga historia de Islamofobia que data del siglo XII en la época de las Cruzadas. Desde entonces, a los occidentales les ha costado ver a Mahoma desde un punto de vista más objetivo. En algunos sectores de los medios de comunicación occidentales se ha continuado con esta tradición de hostilidad hasta nuestros días. Pero de hecho ninguna visión de nuestro mundo contemporáneo sería completa sin un conocimiento justo y equilibrado del Islam. Para poder comprender al Islam y a los musulmanes, hay que conocer a Mahoma; el único hombre que cambió el curso de la historia y que aún en nuestros días continua inspirando a más de mil millones de personas en todo el mundo, incluso 14 siglos después de su muerte. Mahoma no sólo hizo una llamada a la fe en un Dios Único, sino que trajo un mensaje para que cada persona añadiera valores a su vida; un mensaje para que cada familia fuera feliz; un mensaje para que cada sociedad fuera justa y reforzara su fraternidad; un mensaje para que cada nación se acentuara su solidaridad y desarrollo, y un mensaje para que la humanidad reforzara sus conocimientos, amor y cooperación. Karen Armstrong, escritora y académica británica, dijo: "Si queremos evitar la catástrofe, el Mundo Islámico y el Mundo Occidental deben aprender no sólo a tolerarse mutuamente sino a apreciarse. Un punto de encuentro importante para empezar sería la figura de Mahoma."
Con el paso de los años, el mundo ha podido ver muchas ocasiones en las que se ha insultado y se ha ridiculizado al Profeta del Islam, Mahoma (la paz sea con él); en viñetas humorísticas, en libros y más recientemente en películas. Las instituciones occidentales han permanecido en silencio contra quien ha perpetrado estos ataques bajo el pretexto de la "libertad de expresión". Los que no son musulmanes se han visto desconcertados al ver la reacción pasional de los musulmanes tras la provocación de estos actos. Un pequeño número de personas que amenazan y cometen actos violentos en respuesta a estos hechos, destacan en los titulares a pesar de las acciones de la gran mayoría; que aún viviendo emociones, queriendo expresarse y estando enfadados, actúan de manera pacífica. Son personas normales iguales a otros millones de personas como ellos en todo el mundo. Entre ellos hay madres, padres, profesores, maestros, estudiantes, médicos, abogados, ingenieros y empresarios. La mayoría de las personas no comprenden por qué los musulmanes se sienten tan ofendidos. No pueden apreciar la admiración y el amor que los musulmanes sienten por Mahoma. Esto puede ser, en parte, porque mucho de lo que se ha escrito en occidente acerca de Islam y de Mahoma a lo largo de los siglos ha sido parte de una campaña mal informada o políticamente orquestada. En este pequeño folleto nosotros queremos arrojar luz para poder proporcionar una comprensión más informada de uno de los seres humanos más importantes que ha existido en el mundo y que fue descrito por Dios Todopoderoso como, "una misericordia para los mundos" (Corán 21:107).
Mahoma (la paz sea con él) vivió a principios del siglo VII. Nació en La Meca en la Península Arábiga, en una ciudad conocida por ser el eje del comercio y del peregrinaje, que solían frecuentar personas de Yemen en el sur y de Siria en el norte. Las personas de esa época tenían algunas cualidades buenas, pero también se caracterizaban por un moralismo y unos valores extremadamente molestos que se habían convertido en normas en su sociedad; en particular con respecto a las mujeres, los huérfanos, los esclavos, los pobres y las personas vulnerables, y en relación con su religión. Aunque parezca extraño, los hechos que tuvieron lugar en el S. VII en Arabia tienen mucho que mostrarnos sobre los acontecimientos actuales. Mahoma denominó al espíritu predominante de su época como "Jahiliyyah", es decir, "la época de la ignorancia" en la Arabia Pre-Islámica. Sin embargo, "Jahiliyyah" no se refiere a una era histórica, sino más bien a un estado de ánimo que generaba injusticia, corrupción, violencia y terror. Hasta la edad de cuarenta, Mahoma vivió una vida corriente, aunque era muy admirado por su integridad, honradez, maneras y sabiduría. De hecho entre su gente se le conocía por el "Verdadero" y el "Confiable". Mostraba una preocupación poco habitual por el prójimo, y no menos por su familia, amigos y conocidos. No fue hasta la edad de cuarenta, momento en el que recibió la revelación divina de Dios, cuando empezó su misión para intentar cambiar la sociedad que le rodeaba.
Mahoma (la paz sea con él) desafió tres asuntos muy importantes que trastornaban el status quo en La Meca.
Estos asuntos fueron:
1. La idea irracional de que las cosas materiales eran dignas de culto.
2. La jerarquía social que mantenía la superioridad de ciertas tribus y familias a costa de otras.
3. La injusticia, la corrupción y las prácticas perjudiciales de la sociedad.
1. Invitó a las personas a venerar al Dios Único, Creador del universo y de todas las cosas que hay en él.
2. La idea de que ningún ser humano fuera superior a otro, independientemente de su raza, género o cualidad física. Argumentaba que la única superioridad física entre la gente en la excelencia moral.
3. Defendía una sociedad que se construyera sobre las ideas de la justicia, la caridad y el respeto mutuo, con un fundamento moral y espiritual de gran fortaleza.
Convenció a muchos, entre ellos a la élite de la sociedad junto a pobres y a esclavos; mientras que otros que se encontraban en puestos de poder respondían con ira, odio y calumnias de todo tipo. Mahoma y sus seguidores aguantaron violencia y torturas de la gente de La Meca, pero no buscaron venganza ni se levantaron en armas. Respondieron a la agresión levantando un desafío pacífico de ideas en su sociedad. Después de resistir 13 años en La Meca, un grupo de gente de otra ciudad que se llamaba Medina invitaron a Mahoma para que se fueran con ellos; ofreciéndose a aceptarlo con líder y comprometiéndose a defenderlo a él y a su mensaje. Este hecho marcó un cambio en la persecución de los musulmanes por parte de los habitantes de La Meca, ya que significó una declaración de guerra a Mahoma y al nuevo estado que había fundado. Después de muchas batallas a lo largo de los años, el estado del Profeta, cuyo centro neurálgico era la ciudad de Medina, triunfó. A raíz de eso regresó a La Meca victorioso, pero demostrando su naturaleza increíblemente magnánima a través del perdón que concedió a sus antiguos enemigos. Comenzó a llevar su mensaje a las regiones vecinas. En cumplimiento de las normas del Corán, prohibió que se obligara a nadie a convertirse al Islam. La creencia, decía, debe ser una elección libre sin obligación. Cuando veía opresión, o bien cuando la gente no podía elegir libremente, utilizó a su ejército para terminar con la opresión, establecer la justicia y permitir que la gente pudiera elegir si querían ser musulmanes o no.
Algo que puede ser venerado se llama "dios" ("Allah" en árabe). El argumentó que la gente debía adorar SOLO a quien era digno de culto; el "Dios" que nos había creado a todos nosotros ("Allah" en árabe). Explicó que esta parte fundamental de su mensaje no era nueva. Más bien era el mismo mensaje antes habían proclamado Profetas anteriores – Jesús, Moisés, Abraham y otros (la paz y las bendiciones sean sobre todos ellos). A diferencia de otras religiones, él evitó absolutamente cualquier clase de sacerdocio o jerarquía clerical. Ordenó que para sucederle, los musulmanes deberían escoger a su líder y permanecer unidos tras él, siempre que cumpliera su acuerdo y sus deberes con ellos, conforme a las leyes del Islam. El líder de los musulmanes, el Califa (la palabra árabe "Khalifah" significa "Sucesor" o "Representante") no se escogía por mandato divino y no tenía derecho divino para gobernar. Era más bien uno de los "Representantes" que el resto de musulmanes elegía para liderarlos. El Profeta no prohibía a sus seguidores que le hicieran preguntas. No suprimió el debate ni la indagación científica; y obligó a personas a dar cuenta a sus líderes; advirtiendo de la horribles consecuencias que tendrían si no lo hacían. Sin embargo, prohibió la burla a otros credos; al igual que se propagaran los chismes y las calumnias maliciosas. El mundo islámico que fue construido basado en su ejemplo entró un en "siglo de oro" en cuanto a lo intelectual, la indagación científica y el pensamiento académico, llegando a una justicia y armonía sin par entre gente de distintas procedencias.
Invitó a las personas a pensar de donde venían, cómo habían sido creadas, y por qué estaban aquí, utilizó el instinto espiritual que las personas tienen, un deseo de conectar con algo superior a ellos mismos, y que inspira admiración; y a buscar la paz de sus corazones. Basándose en el Corán, definió para sus seguidores algunos rituales habituales que favorecen una conexión espiritual y dijo: "Debéis cumplir con vuestro culto a Alá, en cinco oraciones diarias (Salaat), ayunad durante el mes de Ramadán, y compartid vuestra riqueza mediante el Zakat (limosna caritativa al pobre). Haced el Hajj (peregrinación) si os lo podéis permitir". Favoreció un lazo directo entre cada persona y Dios; y demostró que cualquier acto bueno podría ser un acto de culto si se hacía con intención pura y vinculada con las creencias de cada uno, o bien en respuesta a lo que Dios ordena. La revelación del Corán a Mahoma fue un milagro; una mensaje de inigualable calidad y profundidad, que contenía un desafío para cualquiera que produjera un capítulo de calidad equivalente. A lo largo de los siglos han sido muchos los que han tratado de hacerlo pero no lo han conseguido; y han continuado fracasando.
El Profeta definió una forma de vida distinta para que la gente conviviera. Su sociedad funcionaba en dos niveles. El primero fomentaba la conducta individual por medio de las enseñanzas de las instrucciones del Corán, por su ejemplo personal, toda vez que le recordaba a la gente su responsabilidad individual y su obligación de rendirle cuentas a Dios. Dijo: "Recuerda, un día comparecerás ante Alá y responderás por tus actos. Así que ten cuidado, y no te desvíes del sendero de la rectitud después de que yo me haya ido." El segundo aplicaba las leyes a nivel de estado y aseguraba las virtudes y valores que había promovido para cada persona, a la vez que las llevaba al ámbito internacional.
Su mensaje fue para toda la humanidad y para siempre; no para unas pocas personas escogidas, ni para una sola raza. Mostró cómo la humanidad podía convivir en paz y en armonía. Se opuso firmemente a todas las formas de racismo, diciendo en su lugar "Toda la humanidad es de Adán y Eva. Ningún árabe es superior a quien no lo es, ni ninguna persona que no sea árabe es superior a los árabes. De la misma manera, no hay superioridad sobre los negros, ni los negros son superiores a los blancos, excepto en piedad o actos justos.". Favoreció una sociedad meritocrática donde dijo que personas debían seguir a su líder; incluso si fuera un esclavo (es decir a pesar de la raza o del estatus social). Favoreció la liberación de los esclavos; ya que la esclavitud era habitual en esa época; y siguiendo sus enseñanzas, la esclavitud desapareció finalmente del Mundo Islámico (véase Corán 49:13).
Transmitió el mensaje de que todas las personas de ingresos moderados dieran el 2,5% de su riqueza no utilizada como un impuesto de caridad habitual (que se llamó Zakat); e incluso más, si la gente se lo podía permitir, limosna por la que serían recompensados (aunque no era obligatorio). Prohibió impuestos punitivos como el de la renta, o impuestos sobre ventas, al igual que los intereses de préstamos como los que hoy en día han paralizado a personas, familias y naciones. No prohibió la posesión de riqueza personal, pero sí desalentó a la gente a que la buscarán excesivamente. En vez de eso, alentó a que circulara la riqueza, estimulando así el comercio y la economía. Dijo: "Devolved los bienes que se os han encomendado a sus propietarios de pleno derecho. No le hagáis daño a nadie para que nadie pueda haceros daño a vosotros. Recordad que sin duda alguna, os reuniréis con el Señor, y que reconocerá vuestras acciones. Dios ha prohibido la usura (intereses); así pues debéis rechazar toda obligación relacionada con intereses de ahora en adelante. Sin embargo, vuestro capital es vuestro y podéis mantenerlo. No se os infligirá castigo ni sufriréis ninguna injusticia". Mientras que los ciudadanos privados pudieron adquirir propiedades, él insistió en que los bienes esenciales (el agua, las fuentes de combustible, la riqueza mineral, etc), no se monopolizaría por unos pocos. Dijo:"La gente tiene derecho a tres cosas: el agua, los pastos y el fuego (refiriéndose al combustible)". Ordenó que la tierra fuera productiva para sus propietarios, y si no lo era, se le daría a personas trabajadoras que la utilizaran. De esta manera rompió el monopolio de un pequeño grupo de gente que poseían vastos tractos de tierra improductiva y la dividió para repartirla entre aquellos que no tenían ninguna.
Construyó una identidad que venció a las razas, las clases, las tribus y el color de la piel; de manera que los musulmanes se ven unos a otros como "hermanos" y "hermanas", como una sola nación, la "Ummah". Insistió que todos los ciudadanos debían ser justos los unos con los otros, protegiendo los derechos al culto, a la propiedad, a la vida y al honor para todos, incluidos los ciudadanos que no fueran musulmanes. Esta es la razón por la que cientos de años después las comunidades no islámicas siguen prosperando en los países islámicos. Dijo que si se causaban daños a los que no eran musulmanes, sería como si dañara al mismo Profeta. Fue aún más lejos y dijo que la gente debía tratar bien a los animales, no debía malgastar el agua y no contaminaría ni dañaría el medio ambiente. Estableció el ideal coránico de que el hombre es un representante de la tierra, responsable de todo lo que hay en el planeta. Favoreció todas estas cosas en la conducta personal de la gente, pero también institucionalizó muchas de ellas como leyes en su estado, para asegurar que estos valores se forjaran en la sociedad (Corán 2:30).
La carrera de Mahoma se divide en dos periodos, el periodo de La Meca (13 años) y el periodo de Medina (10 años). La revelación en La Meca es un periodo que se caracteriza por la historia del Profeta rechazado y perseguido. Si el complot para asesinarlo en el año 621 hubiera tenido éxito, su carrera religiosa hubiera terminado como la de Jesús. Sin embargo, Mahoma pudo escapar (Gracias a Dios) y se fue a vivir a Medina, donde dirigió a una comunidad más grande y encaró desafíos para crear una nueva sociedad y un nuevo estado. La revelación del Corán continuó, pero el foco se amplió de lo puramente espiritual, e incluyo a asuntos más temporales como la construcción de la comunidad, la elaboración de leyes y las instituciones sociales. En Medina, sufrió por primera vez ataques militares directos. Por consiguiente, el mensaje también se centró en definir el concepto de guerra "justa". El permiso formal para luchar se dio por primera vez en el periodo de Medina, "preguntan si se puede luchar en el Mes Prohibido. Y dijo: “Luchar así es grave (una ofensa); pero más grave es a los ojos de Dios que impidamos el acceso al camino de Dios, que lo neguemos, que no permitamos el acceso a la Mezquita Sagrada y que enviemos fuera a sus miembros. El tumulto y la opresión son peores que la matanza. Ellos no cesarán en su lucha con vosotros hasta que no consigan que reneguéis de vuestra fe. Y si alguno de vosotros reniega de su fe y muere en la incredulidad, vuestros trabajos no darán fruto ni en esta vida ni en la ultraterrena; y seréis compañeros del Fuego y morareis en él. Los que creyeron y los que sufrieron el exilio y lucharon (y se esforzaron y lucharon) en el sendero de Dios; tienen la esperanza de la Misericordia de Dios. Y Dios es el Perdonador, el Más Misericordioso" (Corán 2:217-218). Durante todo este periodo, la comunidad musulmana estuvo luchando literalmente en peligro de muerte para su supervivencia. Las nociones de esfuerzo-espiritual y el conocimiento-Dios son los sellos de la "Jijad" (el esfuerzo). La guerra en el Islam es defensiva y se coloca en el concepto amplio de esforzarse por lo que está bien. Aunque la "Jihad" pueda conllevar derramamiento de sangre, su significado más amplio es el esfuerzo que se hace para mejorar, no sólo políticamente o militarmente, sino también en la moralidad, en la espiritualidad y en el ámbito intelectual. A menudo se cita a Mahoma para llamar la atención sobre el aspecto militante de la “Jihad menor", mientras que el esfuerzo por mejorar uno mismo haga referencia a la “jihad mayor". Otras revelaciones de este periodo se refieren al trato adecuado de los prisioneros de guerra y de los que no combaten, la sanción en contra de la matanza de civiles inocentes y el trato respetuoso de los cadáveres de los enemigos. La destrucción lasciva de la propiedad, de los animales o de los recursos agrícolas también tuvo sus límites. En el Corán hasta se encuentran palabras de consuelo para cautivos (Corán 8:70). En tiempos de guerra, Mahoma siempre estuvo en primera línea, soportando los riesgos y las dificultades que su gente tuvo que aguantar. En su capacidad de líder militar, definió reglas de etiqueta en la guerra que mostraban su integridad; y la integridad que esperaba de todos los musulmanes que le seguían. Su sucesor y amigo más cercano, Abu Bakr, resumió las enseñanzas del Profeta en la guerra cuando les dijo a sus ejércitos: "Os ordeno diez cosas. Debéis aprenderlas de memoria: No debéis traicionar, defraudar (robando los botines de guerra) ni incumplir tratados. No debéis mutilar, asesinar a mujeres, niños o personas mayores. No debéis arrancar ni quemar palmeras. No cortéis árboles frutales, ni matéis ovejas, vacas o camellos salvo para comer. Encontrareis a personas apartadas en monasterios, dejadlos en paz para que continúen con su devoción". [La Historia de At-Tabari, Tomo 3]
El Profeta dirigió los problemas de su sociedad desde el punto de vista de la prevención. A nivel personal, favoreció el sentido de lo que estaba bien y de lo que estaba mal, junto al conocimiento de la complacencia de Dios, que estableció un ambiente sano. A nivel político se aseguró de que las personas se alimentaban, se vestían y tenían refugio. Toda esto hizo que la maldad y el crimen disminuyeran. Pero para los momentos en los que la gente incumplía la ley de ese medio, estableció un sistema de justicia incomparable como parte de su estado. Dictó que era preferible dejar a un hombre culpable en libertad que castigar a un hombre inocente; y los criterios de pruebas eran tan altos que para demostrar en un juicio algo, no podía quedar duda alguna de que había ocurrido, más allá de la duda "razonable". Después de esto, si alguien era declarado culpable (algo que pocas veces ocurría) los castigos eran muy firmes y por lo tanto servían para disuadir al resto. Dejó muy claro que nadie estaba por encima de la ley; ni los miembros de su propia familia. El filósofo político y político inglés, Edmund Burke, dijo en una ocasión: "Debes consultar la ley de Mahoma, que es obligatoria para todos, desde las cabezas coronadas al sujeto más insignificante; una ley entretejida con el sistema del más sabio, del que más ha aprendido y de la jurisprudencia más culta que quizás jamás haya existido en el mundo."
Mucho de lo que se ha dicho de la actitud del Profeta con las mujeres es falso; ya estemos hablando del trato a las mujeres o del número de mujeres que tuvo. Se casó por primera a una edad mayor de lo que lo hacía la media para un hombre de su comunidad. Estuvo casado únicamente con su primera esposa Khadija, que era 15 años mayor que él, hasta que ella falleció, cosa también inusual para los hombres de su época que solían tener muchas mujeres. En el Islam limitó esta práctica a cuatro esposas e impuso condiciones estrictas de justicia para el hombre que contraía matrimonio con más de una esposa. Más tarde, cuando su querida Khadija falleció, se volvió a casar y más de una vez, pero por distintas razones: para dar ejemplo a otros hombres y que se casaran con mujeres viudas y divorciadas; o para reforzar relaciones políticas. En su vida personal, él fue el mejor de los maridos. Nunca levantó la voz ni perdió la paciencia, aún bajo provocación. Ayudaba con los quehaceres domésticos. Les mostró cariño y afecto a sus esposas. Escuchaba sus opiniones en diversos asuntos y atendía a sus críticas. Aconsejó a los musulmanes, "tratad bien a vuestras mujeres y con amabilidad porque son vuestras compañeras y vuestras ayudantes más comprometidas". Fue el mejor de padres (muy amable con los niños), especialmente si eran huérfanos. Las mujeres en el siglo VII en Arabia (y en estos temas, las mujeres de todo el mundo) tenían muy pocos derechos. Aún el derecho a la vida se ponía en cuestión, ya que no era poco común el enterramiento de niñas vivas en momentos de carestía. En el Corán, se dice que el Día del Juicio Final, "las niñas enterradas" saldrán de sus tumbas para preguntar por el crimen que habían cometido. Parte del legado de Mahoma fue terminar con el infanticidio y el establecimiento de derechos explícitos para las mujeres. El Islam enseña que los hombres y las mujeres son iguales ante Dios. Otorga a las mujeres una herencia que se regula de forma divina, derechos sociales y matrimoniales, incluyendo el derecho a rechazar las condiciones de una proposición y a iniciar el divorcio. En los albores del Islam, las mujeres eran profesionales y propietarias de bienes, como todavía lo son hoy en día. El mismo Mahoma aconsejó con frecuencia a los hombres musulmanes que trataran bien a sus esposas e hijas. "Tenéis derechos sobre vuestras mujeres" se dice que dijo; "y vuestras mujeres tienen derechos sobre vosotros". En una ocasión puntualizó, "el Cielo se tiende a los pies de las madres". Como padre de cuatro hijas en una sociedad que apreciaba más a los hijos varones, le dijo a otros padres que si sus hijas hablaban bien de ellos el Día del Juicio Final, entrarían en el Paraíso. En nuestros días, los sistemas sociales en el Mundo Islámico, se quedan cortos en cuanto a los derechos de las mujeres modificando varios grados, pero los musulmanes en general ven el Islam como progresista en estos asuntos. Las feministas musulmanas sostienen que los problemas actuales que dificultan la vida de las mujeres musulmanas no están relacionados con el Islam. Son problemas que dificultan la situación de mujeres de distintos orígenes en todo el mundo: las prácticas de opresión cultural, la pobreza, el analfabetismo, la represión política y el patriarcado. Las mismas barreras actuales en cuanto a la igualdad de las mujeres prevalecían en el siglo VII en Arabia, y Mahoma se opuso a ellos y pudo mejorar la posición de las mujeres en la vida. Muchos musulmanes modernos continúan valorando su ejemplo, que tienen en cuenta para presionar y pedir los derechos de las mujeres.
Mahoma (la paz está sea con él) fue ambas cosas, un Profeta de Dios y un estadista. Su liderazgo fue completo y dinámico. Como líder político el Profeta unificó la Península Arábiga, estableció el primer estado islámico, fijando la capital en Medina y sentó las bases para un sistema político distinto. El estado que estableció fue único y eterno, construido en la justicia, la responsabilidad y el cuidado genuino de todos los ciudadanos. Fueran musulmanes o no, todos eran tratados por igual según la ley. La historia de Tu’mah ibn Abraq es un ejemplo excelente de la justicia para todas las personas bajo su autoridad. Tu’mah, que era musulmán, le robó la armadura a alguien en Medina y le echó la culpa a un hombre judío. Dios envió una revelación especial para advertir a las personas contra esa injusticia (Corán 4:110-112). El ciudadano judío de Medina fue declarado inocente y Tu’mah fue declarado culpable. El estado y el sistema político que estableció, conocido como Califato, perduró durante cientos de años y se impuso en áreas muy extensas del mundo, abarcando zonas tan lejanas como España, Europa del Este, Turquía, Oriente Próximo, África, India, China y el Lejano Oriente. El Califato se conoció en su apogeo con el bastión de la innovación, la creatividad y el progreso en un momento en el que Europa vivía sus años más oscuros.
"Y Nosotros no te hemos enviado (¡Oh Mahoma!), sino como misericordia para los mundos" (Corán 21:107). "¡Oh Profeta (Mahoma)!, verdaderamente te hemos enviado como testigo y portador de buenas noticias y para servir de aviso; y como uno que invita a Dios, con Su permiso, por medio de una lámpara esclarecedora" (Corán 33:45-46). "Ciertamente ha habido para vosotros en el Mensajero de Dios (Mahoma) un patrón excelente para cualquiera que tenga esperanza en Alá y en el Día del Juicio Final, y para quien recuerde a menudo a Dios (Corán 33:21). "Y verdaderamente, para ti (Mahoma) es una recompensa ininterrumpida; Y verdaderamente, tu (Mahoma) tienes un gran carácter moral" (Corán 68:3-4). "Oh vosotros que habéis creído, obedecido a Dios y a su Mensajero (Mahoma), y no invalidáis vuestros actos" (Corán 47:33). "Y quienquiera que obedezca a Dios y a Su Mensajero (Mahoma) ; ésos serán a los que Dios les ha concedido el favor de los profetas, los que afirman siempre la verdad, los mártires y los justos. Y excelentes son ésos como compañeros" (Corán 4:69). "Verdaderamente, Dios bendice a su Profeta (Mahoma), y a Sus ángeles (pedidle que lo haga). O vosotros que habéis creído, pedidle (a Dios para que confiera) la bendición para él y pedidle (a Dios para que otorgue) la paz" (Corán 33:56). "Mahoma no es el padre de cualquiera de vuestros hombres, pero es el Mensajero de Dios y el sello de los Profetas. Dios tiene el conocimiento de todas esta cosas" (Corán 33:40). "Y obedece Alá y a Su Mensajero (Mahoma) para que podáis tener su misericordia" (Corán 3:142). "Quien obedece al mensajero (Mahoma), verdaderamente ha obedecido a Alá, pero quien le da la espalda... No te hemos enviado (Mahoma) para que seas su guardián" (Corán 4:80). "Ese día, los que se negaron a creer y desobedecieron al mensajero (Mahoma) desearán que se los trague la tierra, y no le ocultarán a Alá ni una sola palabra " (Corán 4:42). " ¡Hombres! Ha llegado a vosotros el mensajero (Mahoma) con la verdad de vuestro Señor. Así pues, es mejor para vosotros que creáis en él. Pero si no lo hacéis... lo cierto es que Alá es dueño de todo lo que hay en los cielos y en la tierra. Y Alá es Conocedor, es Sabio. (Corán 4:170).
Un profeta es una persona extraordinaria, un ser de humano, pero que habla por Dios. Siempre ha sido una tarea difícil tratar a un humano como profeta. Es fácil pasar de un extremo a otro considerándolo divino, o bien pasar al otro extremo tratándolo como a una persona corriente. Jesús (la paz sea con él) es un buen testimonio de un profeta que ha pasado a tener un carácter divino. Debemos contrastar el delicado equilibro que ofrece el Islam; Mahoma (la paz sea con él) se presenta como el siervo, el mensajero y el "ejemplo perfecto" de ser humano, pero no es un ser divino. Habla en nombre de Dios, pero no es Dios. Es el objeto de nuestra gratitud, del amor ardiente, de la devoción, y de lealtad inquebrantable. Pero él no es el objeto de nuestro culto. El testimonio de fe, "no hay más Dios que Alá; y Mahoma es Su siervo y Su mensajero" protege a los musulmanes de convertirlo en un ser divino. También se les pide a los musulmanes que invoquen a Dios para que les envíe su bendición y paz (Corán 33:56), que también protege a los musulmanes para que no traten al Profeta como a un hombre ordinario; ya que no es posible que aquellos que invocan a Dios para que conceda su bendición y paz para el Profeta lo degraden al nivel de una persona corriente. Los musulmanes de este modo encuentran en Mahoma el ejemplo perfecto que hay que seguir; y también lo consideran un siervo y mensajero poderoso que hay que amar y respetar. Dejó tras de sí un rico legado humano; adorarlo y seguirlo es vivir de manera que se siga la Voluntad Divina. Fue huérfano y padre; marido y viudo; pastor y comerciante; comandante y espiritualista; gobernante de su gente y uno de los más pobres de ellos; fue un padre que sufrió la congoja de enterrar sus hijos y un abuelo que pudo saborear momentos deleitosos con sus nietos. Ejemplificó la veracidad, la justicia, el perdón, la compasión, la tolerancia, la restricción, la perseverancia, el agradecimiento, la gratitud, la limpieza, la modestia y las distintas formas de la belleza.